lunes, 3 de marzo de 2014

Carta a Francisco Sánchez

Carta a Francisco Sánchez, Algeciras, España 21 de diciembre de 1947 - Playa del Carmen, México 26 de Febrero de 2014

FOTO CEDIDA POR ALBERTO JIMÉNEZ FOTÓGRAFO  ©  PROHIBIDA SU DISTRIBUCIÓN  SIN AUTORIZACIÓN

A Francisco Sánchez

Barcelona a 26 de Febrero de 2014

A pocos metros de la Diagonal que atraviesa la Capital Condal y frente al letrero que anuncia las oficinas del periódico “La Vanguardia” del Conde Godó son las cuatro de la madrugada. Es la primera de las dos noches que me quedan por vivir en este lugar y, a esta hora, me despierto sofocado ante la absoluta negrura de la habitación que me provoca claustrofobia. Me siento como en un zulo y ante los momentos de ahogo, lagrimeo y sobresalto afloran en mi subconsciente pensamientos sobre la muerte. Trato de tranquilizarme y cojo aire sin levantarme de la cama inflando los tabiques nasales.

Quedo adormilado y esta vez, entre las penumbras que ofrecen con sus contrastes los reflejos externos de la calle y la tenebrosidad de una vivienda donde aparentemente ha vivido alguien obsesionada por las artes mágicas del Tarot, la superchería y la superstición, vuelvo a despertar. Son las cinco de la madrugada. Me levanto sobresaltado como si alguna premonición vaticinara la peor de las profecías. Me levanto desnudo. Salgo al balcón. Necesito que me de el frío aire que baña el octavo piso de la Avinguda Pau Casals 17 en el casi amanecer Barcelonés. Aspiro una profunda bocanada de aire con dificultad. Las vías respiratorias no quieren oxigenar mis pulmones. La gélida mañana pugna por romper esa barrera que se interpone entre mi vida y la muerte. Comienzo a sentir frío en la piel y en los huesos a pesar del calor que me abriga en el interior de la carne y el correr de la sangre.

Entro de nuevo en la casa, una estancia que me asfixia a pesar de tener cuatrocientos metros cuadrados de superficie construida y habitable. Me dirijo a la ducha. Uso el inodoro durante un rato en plena oscuridad, los dueños del piso que disfruto y uso en forma de cesión gratuita desde septiembre pasado han dejado de pagar las facturas eléctricas y mis dos últimas noches, sin yo merecerlo, las paso en la oscuridad que ofrecen las sombras. Todo ello ante mí confusión con un par de cirios que encuentro como parte de la nueva decoración y que iluminan mis temores más ancestrales. 

Me vuelvo a tumbar en la cama algo más relajado. Y a la media hora vuelven las oscuras gaviotas negras a surcar mis pensamientos y mi respiración. Salto de la cama como si tuviese un resorte que me obligara a estar de pie, defenderme y luchar por aspirar aire. Enciendo uno de los cirios con una cerilla y manos temblorosas y resbaladizas por el frío sudor. Me dirijo con angustia al baño. Me refresco con agua tibia y luego tomo una ducha helada que me abanica el alma. 

Vuelvo a echarme una vez seco sobre las sábanas. Me tapo con una colcha y una fina sábana y, ya agradablemente relajado y oxigenado, caigo rendido hasta cerca de las diez de la mañana. Sobre las nueve, una hora antes, el sonido del Whatsapp me sobresalta pero soy incapaz de abrir los párpados y, al no volver a sonar, descanso hasta levantarme sesenta y seis minutos después.

Me siento en la cama y recordando la mala experiencia que he pasado unas horas atrás el sonido de “Entre Dos Aguas” martillea con insistencia mi pensamiento. Vuelve a agitarse mi corazón, la respiración se corta de nuevo pero de otro modo, la vista vuelve a mi infancia y me quedo helado por los olores a viejo que brotan desde mi pasado hacia mi olfato, por la imagen del disco de “Paco de Lucia” en tonos ocres que aún conservo en mi colección de vinilos y se clava en la retina de mis recuerdos; se me hiela el alma al rememorar sin saber el por qué aquel "tocadiscos" que aún conservo y que hacía girar un vinilo bajo una aguja desde donde fluía una melodía con aires rumberos desde seis cuerdas. Se me encoje el alma al revivir la estancia de la primera casa de mis padres donde me crié y la casa de mi abuelo Juan Rabaneda en el número quince de la calle Alférez Villalta Medina compartiendo patio de vecinos con la Panadería Ríos, vecinos e íntimos amigos de la familia.

En esos momentos de desconcierto y sentado en la cama con algo de inquietud pienso en la inocencia que me abrazaba cuando jugando con soldaditos del séptimo de caballería, con aviones, canicas, motos de GP o con … yo vivía absorto en mi infancia y niñez sin saber que era la muerte. Recuerdo cuando los Reyes Magos habían visitado la casa de mi abuelo, cuando estando jugando en un suelo adornado con ornamentos marrones y blancos en formas cuadriculadas me sentía vivo. En estos momentos de despertar sigo conmocionado por volver a las memorias de mi infancia y por encima de todo ello al sonido que embriagaba cada estancia con canciones de Valderrama y Dolores Abril, de Imperio Argentina, Antonio Molina, Luis Aguilé, La Paquera de Jerez, Lola Flores, … entre otros muchos artistas. Pero, aún me conmociona más que el martilleo de seis cuerdas siga sonando en el fondo de mi mente como si una tortura bendecida por Dios haya adquirido parte de mi esencia. Y no dejo de pensar en la bella Algeciras, “Novia Guapa del Sol”. 

Leo el mensaje de Whatsapp, y el alma se frena, recupero la serenidad, los ojos se me humedecen y mi ser comprende que algo más allá de lo racional comienza a erizar mi piel. Un mensaje, de sobre las nueve de la mañana, me decía: "¿Sabes que Paco de Lucía ha muerto?"

Paco, no te conocí en persona aunque te llevo muy cerca desde siempre. Un trocito de mi está en ti. Un pedacito de tu corazón atravesó mi alma a comienzos de la década de los 70 cuando por primera vez escuché “Entre dos aguas” tendría yo 3 años quizás. Me quedaba embelesado.

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3 de marzo de 2014, Donostia – San Sebastián



FOTO CEDIDA POR ALBERTO JIMÉNEZ FOTÓGRAFO  ©  PROHIBIDA SU DISTRIBUCIÓN SIN AUTORIZACIÓN
Vuelvo a mi infancia y jamás podré olvidar el sonido de la rumba “Entre dos aguas” Dos aguas que me vieron nacer y crecer. Dos aguas que provocaron dos miradas al mundo desde dos orillas diferentes, las orillas de la playa de Poniente de La Línea de la Concepción - a poquísimos metros de sus orillas, nací - y las playas de Algeciras "el Rinconcillo" o "Getares" , ciudad de origen de mis padres. Ciudad “Bella Novia del Sol” donde has sido enterrado, donde has recibido ese homenaje que jamás quisiéramos haberte dado de este modo, homenaje que no merecías porque nunca es suficiente ante la excelencia y maestría que desprendías y que siempre será escasa, queríamos más. Quienes te han acompañado se han quedado huérfanos de un sabio. Quienes te hemos seguido nos hemos quedado en el silencio que te rinden las guitarras y todo ello por quien has sido y por lo que has representado, ondeando tu ciudad por todo el mundo, la ciudad de Algeciras. 

Paco, en la convicción que no leerás esta humilde dedicatoria y palabras que brotan como rosas desde el corazón, arañándolo para siempre, estoy convencido que, allá donde estés, estarás tocando las seis cuerdas de tu guitarra para alegrar en directo a quienes están en la otra orilla, por poner un ejemplo a tu padre y al mio, ambos se llamaron Antonio Sánchez.

Paco, naciste en la tierra de mis padres, a la que de siempre he estado vinculado y donde la mayor parte de mi vida he vivido. Después de venirme a vivir a Algeciras desde La Línea de la Concepción donde me crucé alguna vez en la Calle Teatro con tu amigo y hermano Camarón. Naciste en la Calle San Francisco, calle muy transitada por mi familia y pasabas bastante tiempo en la Calle Barcelona de la Bajadilla, o eso tuve entendido desde pequeño, donde una hermana de mi madre con apellido Infante vivió. Te has ido con sesenta y seis años y más de treinta discos. Te has ido sin haber tenido yo la oportunidad de conocerte personalmente aunque mis padres sí que conocieron a parte de tu familia. Recuerdo a Manolito “El Barbero” un primo tuyo que vivía, si no recuerdo mal y no me confundo, en la calle Munición o en sus alrededores. Soy del 71 y mi memoria galopa desbocada al recuerdo añejo del olor a cal blanca en las paredes del patio de vecinos donde, cuando niño, jugaba. Sigo oliendo el sabor a salitre del mar, sigo saboreando el ambiente que bañaba, en aquel entonces, la Bahía de Algeciras, lugar donde me iba a pescar con mi padre y mi tío Pepe Sánchez, sigo saboreando el aroma de gloria que tu guitarra española pronunciaba cuando la acariciabas con suavidad y energía. La hacías cantar y yo la escuchaba en un disco de vinilo junto a mi abuelo Juan Rabaneda o mi Madre Teresita Rabaneda Infante,… Y, de regreso a la actualidad, como si el sentido de leyenda que has conseguido crear me nublara la mente, me quedo huérfano de tu maestría por la soga de la fatalidad. Un eterno agradecimiento por todo lo que me has regalado sin conocerme y sin saber de mi existencia. Arte y Cultura Universal se funden en una persona, en "Paco de Lucia" De tu hija "Lucia". 
Escribo estas palabra con la emoción que me provoca escuchar aquel disco "Fuente y Caudal" en donde la rumba por excelencia “Entre dos aguas” destaca y dibuja, mientras te escribo, en mi imaginación los jardines del Hotel María Cristina donde mis padres en las cenas de la Sociedad Deportiva “El Mero” bailaban abrazados.

Una vez más gracias por habernos transmitido la profundidad de tu ser. Esta vez, estas al otro lado de la orilla. Nosotros nos quedamos a este lado. Un día nos uniremos en la energía del Universo y Dios hará que nos abracemos. 
Esta vez mientras escucho de fondo tu rumba Universal hay un sentimiento que teje emociones entre seis cuerdas y mi alma, se llama: “Entre dos Orillas”. 

He leído hoy mismo en algún lugar que “La confianza en uno mismo es el primer secreto hacia el éxito”. Confiaste en ti y en los demás y el éxito te cubrió de gloria. Te convertiste en éxito y hoy ya eres leyenda.
Gracias por legar tu maestría. Gracias por haber sido parte de mi historia. Gracias por habernos permitido vivir rodeado de notas musicales pulidas por el pulso de tu corazón. 

Un abrazo a toda tu familia, besos y mi más sentido pésame a tus hijos, hermanos, sobrinos y resto de familiares sin olvidarme de tus tres señoras: Gabriela, Casilda y "La Guitarra Española".

D.E.P. Francisco Sánchez Gómez




FOTO CEDIDA POR ALBERTO JIMÉNEZ FOTÓGRAFO  ©  PROHIBIDA SU DISTRIBUCIÓN SIN AUTORIZACIÓN


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Juanjo Sánchez ©

Social Media Head & Creative Copywriter in "Coffee With Juanjo" and author






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