jueves, 9 de julio de 2015

Francisco Martínez Álba

Inquietudes de un aventurero


Un bohemio, un soñador de la vida seducido por las paredes y cada uno de los rincones del Hotel Reina Cristina de Algeciras nace en la entrañable Isla gaditana de San Fernando. Amante de la música, de los viajes, de la electrónica, de los inventos, de la creatividad, de la excelencia y la diplomacia dirige el Hotel Reina Cristina de Algeciras.


De espíritu inquieto e itinerante Francisco Martínez es un melómano seguidor desde la música rock al flamenco, lector de novelas de misterio, deportista, un tecnócrata convencido de su valía, divertido y cercano, responsable y exigente en su cargo directivo en el sector turístico de lujo .


Paquito como le llamaban cuando niño nació de la unión de dos familias vinculadas al mundo empresarial, dos familias donde un “cañailla” y una “chiclanera”, dos personas a los que siempre tendrá muy presente, formaron una nueva familia.


Con un alto nivel en tres idiomas inglés, alemán y francés, y dos más italiano y Portugués, hecho del que se enorgullece por su facilidad de aprendizaje, es un viajero incansable que, con poco más de cuarenta años, ha vivido en tres países diferentes, ha trabajado en once destinos turísticos y varios continentes visitados dirigiendo Hoteles. Entre todos esos lugares caben destacar cuatro: República Dominicana, Inglaterra, Irlanda y Haití.


Entre las grandes compañías que han apostado en su carrera por su valía, capacidad de liderazgo y consecución de objetivos se encuentran Hoteles Globales (cadena a la que hoy día representa y propietaria del Hotel Reina Cristina de Algeciras), Hoteles Hilton International, Hotetur, Hi Hotels y THB Hotels.


Sus pequeñas píldoras de felicidad para llegar a ser feliz: el tesón que le pone a la vida, la sal con la que sazona su existencia y el edulcorante que endulza su felicidad.

Sus tres triunfos y su razón de ser, sus hijos.


¿Quién es Francisco Martínez Alba?

Un personaje de la Isla de San Fernando muy afable, noble, bohemio y peregrino al que le encanta viajar cuando sus responsabilidades de directivo se lo permiten.

Soy un tecnócrata desde el más lejano recuerdo que tengo.

Recuerdo que con cinco años desmontar los aparatos electrónicos de mi padre y los volvía a montar. Alguna vez sobraban piezas pero funcionaban perfectamente. A parte de ello, soy alguien a quien el turismo le fascina, la música, la lectura y al que este hotel, que hoy día vuelvo a dirigir,  después de mi regreso hace unos meses procedente de otros destinos, sigue seduciéndome cada día.

San Fernando cuna de grandes cantaores flamencos.

Cuna de Camarón a quien llegué a conocer. El vivía muy cerca del taller mecánico de mi padre. 


Cuentame un poco de aquellos recuerdos.

La calle San Marcos era la cuna de muchos gitanillos. Se reunían en el descampado de la parte trasera de las viviendas. Cuando yo escuchaba aquel jaleo me acercaba y estaba con ellos. Siempre me acercaba donde hubiese jaleo, música y buena gente.

Tenemos la misma edad con diferencia de días, yo no conocí a ninguna de mis abuelas. ¿Tu llegaste a conocer a las tuyas?

¡Sí! Aunque los padres de mi madre murieron muy pronto cuando yo tenía poca edad. Eran mis abuelos de Chiclana, a los que menos veía, aunque les recuerdo perfectamente. Los padres de mi madre eran los propietarios del Bar que había en la Plaza de abastos de la ciudad, el Bar de los Burrajatos.
Respecto a los abuelos paternos ella ama de casa y el mecánico de quien adquirió la profesión mi padre.

 
¿Tu segundo apellido tiene alguna relación con la nobleza?


No lo sé aunque es un apellido poco común en Chiclana sí que hay muchos. Y respecto al grado de consanguinidad y posible relación al apellido aristócrata de la nobleza no lo sé. No me ha dado por investigarlo en profundidad.



¿Cómo empiezas a trabajar?  

Bueno al comienzo mientras estudiaba, con dieciocho años ayudaba en el taller de mecánica a mi padre. Él era el dueño del taller. Luego cuando regresé de Canarias donde hice el servicio militar me fui a Inglaterra. Y desde entonces ya no he parado. Yo ya era director de hotel con veinticinco años.


Hablando del Ejercito que tienes que contarme de esa etapa.

La verdad es que aprendí muchas cosas. Me fui con prórroga cuando acabé de estudiar y me tocó como te he dicho en Canarias. Y aunque tengo familia militar que podría haberme conseguido un destino quizás más cerca y más cómodo, la hice en Gran Canaria (Arucas) como teletipista de la marina en lo alto de un monte, en un centro de estación de radio. Prácticamente aquello era un retiro, un centro espiritual. Teníamos de todo gimnasio, piscina, cantina, biblioteca, 80.000 metros para pasear, pero estábamos encerrados en una isla, en medio de un monte solo con los compañeros de la mili y poco más. Para mí que, como has dicho antes soy una persona inquieta aquello me parecían cuatro paredes, un encierro que duró nueve meses que aproveché para conocer Canarias, cuando podía, y para estudiar.

Algún error habrás tenido, ¿no? ¿Cuál de los que recuerdas ha sido el mayor error en tu vida?

¡Ostia! Yo no me arrepiento de nada de lo que he hecho, “la verdad”. Los errores siempre se cometen y de ellos se aprenden. No recuerdo que ninguno haya sido trascendente. Y a demás, soy de los que se llevan lo bueno de los errores. Soy de la convicción de que cuando se comenten fallos se rectifican y a continuación los doy por olvidados.


El triunfo que recuerdas con mayor ilusión y mayor alegría.

Los triunfos, son tres, mis hijos; dieciocho, trece y cinco la pequeña.


¿Qué es lo más duro de esta alegría que sientes?

La distancia que me separa de la pequeña. De los mayores también, pero me falta mi chiquitita a mi lado. Ellos están en Lanzarote con su madre, el lugar donde tuve destino hasta mi regreso a este Hotel.

¿Has sentido el fracaso en alguna forma?

¡No! No, soy demasiado perseverante para haberme sentido fracasado. Lo que me he propuesto lo he conseguido. Tampoco me pongo objetivos desmesurados, ni utópicos. Sé hasta dónde puedo llegar y eso es algo que tengo muy arraigado. 

De lo más impactante de tu vida, una descripción.

No hay descripción alguna al grado de felicidad y emoción que supone asistir al parto de tus hijos. Asistí a los tres partos y el verles la cara recién llegados es lo más importante de estos cuarenta y cuatro años de existencia.

¿Qué es lo que más te preocupa en estos momentos?

Dedico mucha parte de mi día a día al trabajo. Aquí necesito casi a diario un brainstorming e ir apuntando ideas para luego desconectar y reorganizarme fuera de la actividad del Hotel, los  quehaceres diarios que me ocupan el día a día son apasionantes pero se necesita desconectar de vez en cuando. Yo mismo tengo que ponerme limitaciones.


Tu mayor desafío

Aunque soy promocionable dentro de la compañía, debido a mi bagaje anterior en la misma empresa y la experiencia que me precede en los casi veinte años de experiencia profesional, me limito a desear estar en este puesto y en esta ubicación durante muchos años. Si me tuviese que plantear en su momento una posibilidad de promoción, lo haré en su momento. Y como desafío a medio plazo es sacar de nuevo este Hotel adelante tal y como ya lo conseguí, en una etapa anterior, antes de marcharme a otros destinos y otras compañías. Hoy por hoy no me da miedo el trabajo.

Cuando miras al espejo y te encuentras contigo mismo, ¿que ves en el reflejo que devuelve tu retrato?

Sería un amargado si te dijera lo contrario, me siento muy a gusto y feliz conmigo mismo. Sé que hago las cosas lo mejor que sé hacerlas , y estoy convencido, de que, como ya te he dicho, el tesón, el esfuerzo y la persistencia son pilares para conseguir lo que uno se propone. 

Lo primero que se te pasa por la cabeza cuando te levantas.

Sonreír, sonreír y sonreír. Qué la gente que tengo a mi alrededor vivan en un ambiente distendido, que mis trabajadores se sientan a gusto y que los proveedores y otras empresas o profesionales que por motivo de interrelaciones técnicas o comerciales sigan acercándose a nosotros y mejorando sus negocios.

Veo que tu autoritarismo se ciñe a ser un Jefe exigente consigo mismo.

Por supuesto. La mejor manera que tengo de manifestar que soy aquí el Jefe es trabajar más que los empleados y demostrar que mi trabajo rinde. No hay otra fórmula. La motivación es muy sencilla. El trabajo visto como un sacrificio es desagradecido. Ahora bien, hay que tener en cuenta que se puede motivar cuando se da una palmadita sincera en la espalda, una palmadita de agradecimiento y reconocimiento cuando las cosas están bien hechas; o cuando se da una reprimenda por algo incorrecto, sobre todo cuando la reprimenda va acompañada del propio ejemplo de quien la realiza. Y en ese caso creo que cumplo las expectativas con las que demostrar cada una de las acciones a mejorar en los posibles errores de los trabajadores, en definitiva todos nos podemos confundir.

Nacido junto al Atlántico y retirado en un centro espiritual, como tú lo has definido, en Gran Canaria rodeado por el mismo Atlántico en estado salvaje.¿Podrías vivir alejado del líquido y salado elemento?

¡No! Necesito el mar cerca de mí. Lo más retirado que he vivido fue en Londres cuando trabajé para los Hoteles Hilton. Cuando podía cogía el tren directo a Brighton y me iba a la playa. Me era muy necesario sentir la brisa, respirar a mar y verlo. Nos sentábamos en las rocas.

Una película

“El jardinero fiel” de Ralph Fiennes y Rachel Weisz.

¿Teatro?

Me gustan los sainetes, obras cortitas, divertidas. Calderón de la Barca, por ejemplo.

Un libro

El perfume.

Un escritor

Stephen King.

Una comida

Las tortillitas de camarones de mi madre.

Un placer

Tocar la guitarra, solo y en la playa. Antes me iba al Faro de Punta Carnero y me perdía por cualquier rincón a tocar mi guitarra.


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Con el olor quizás atrofiado por el humo del tabaco, las flores del jazmín y la dama de noche le abruma. 


Reservado para exteriorizar emociones se erige en un ser avocado a sentir su piel erizada cada vez que escucha una canción, cada vez que lee algo que le apresa, cada vez que siente el beso de su pareja o la caricia de sus hijos, sobre todo de la pequeña, cada vez que siente en sí mismo el triunfo de los demás, cada vez, que en definitiva, percibe el aprecio y cariño de quienes le rodean, de su familia, de sus amigos, de sus trabajadores, el esfuerzo de de estos y el placer de la compañía de cualquier persona que le inspire confianza y tranquilidad. 


Escritor de cuentos, lector de cómics, devorador de literatura, constructor de ideas y redactor de bocetos, reportero  de su propia existencia, negociador destacado y capacitador de genios, así es D. Francisco Martínez Alba, quien más allá de sus compromisos empresariales, es un ser que destaca por su empatía, buen hacer, ejemplo y liderazgo desmedido con el que consigue recuperar lo irrecuperable, así lo hizo hace unos años con el Hotel Reina Cristina, motivo por el que tras nuevas negociaciones regresó a casa, pero en esta ocasión no por Navidad, aunque si el espíritu de la Navidad debe de prevalecer durante todo el año, entonces regresó en la celebración del espíritu universal, en la celebración del: Amor.


Juanjo Sánchez ©
9 de julio, 2015 Sevilla