martes, 3 de noviembre de 2015

Una ilusión.

¿Como algo tan dulcificado, con sabor a caramelo y, a su vez, salado con aroma femenino, a mujer, puede tener ese chorro de esperanza, de emociones, de sentido de la vida tan arraigado y, a demás, tener los criterios tan ajustados a los míos como la alegría, la transparencia, el halago, la cordialidad, la creatividad, la emotividad, la luz, la creación, … y no haberla divisado antes de lo que lo hice?

En el camino hacia mi horizonte me la encontré, la empecé a regar, a cuidarla, a mimarla, a abrazarla, a amarla sin condiciones, a besarla, a comulgar con su fluir, a quererla como parte de mi respirar; ella comenzó a jugar conmigo, con inocencia, me empezó a martirizar, a rozarme con sus espinas, a hacerme sangrar de emociones, a rociarme con su aroma, a enamorarme con su arrojo, a hacerme creer en mí mismo aún con mayor poder de purificación.

Como una ola que inunda las playas, comenzó a ahogar mi ser en un tsunami de sensaciones disipadas en el tiempo e hizo resurgir, entre sus espumas, un nuevo amanecer de mi existencia, a provocar halagos a mi trabajo, a mi sentir, a mi búsqueda de la libertad, del querer, del fluir con otras almas, a encontrar a ese ser parejo y opuesto, pero similar. 

¡Gracias! ¡Gracias por el sonrojo que me produces, por el delirio que empiezas a provocarme, por la inmensidad hacia la que me abalanzo en la búsqueda de un destino incierto, de un oasis en el desierto de mi existir, por el gozo que me ensimisma cuando las musas me acompañan, por la cobardía y la temeridad de desear un continuo descubrimiento, por el canto de sirena con el que me haces contemplar las estrellas, por la voz de ensueño que sale de tus palabras - mis palabras -, por la mirada oscura que se torna en el resplandor del día y en las poesías de la noche. 

Gracias por cruzarte de forma tan inesperada en mis oscuridades para darme luz en las tinieblas; eres tan gentil que tus juegos conmueven mi universo de tal modo que, habiendo pasado demasiado tiempo, con un solo de tus alientos me devuelves la vida, la fantasía, el ánimo, el crujir de un corazón que palpita de ilusión. 

Gracias por provocar que haya escrito mi primer poema, para sorpresa de algunas personas y sobre todo para mi mismo.

Eres una de esas pocas golosinas que edulcoran la vida, que hacen emerger a mi niño interior, que provocan rayos de sol en medio de una borrasca, que florecen en terrenos yermos, que estimulan los brotes de la pasión y la ceguera de amor: la lucidez de la creación. 

Si el accidente fortuito de cruzar dos miradas y detectar algo que no se llega a divisar con anterioridad, pero que se asimila a un fino hilo rojo, es el causante de un beneficio más que de un daño el encuentro entre palabras, gestos, sonrisas y emociones debe de ser la bendición de la vida, de la esperanza de seguir viviendo,… del delirio y del sueño en vigilia que muchos construimos con nuestra imaginación. 

Parafraseando la canción - Escondidos - de Chenoa y David Bisbal

Solos tu y yo, atrapados en nuestro interior
mientras consumamos nuestro amor. 





De nuevo, ¡gracias! ¡Gracias, querida idea!

¿Idea?


“Nunca podrás escapar de tu corazón,
así que es mejor que escuches lo que tiene que decirte…”

- El alquimista – de Paulo Coelho.


Juanjo Sánchez © 
3 de noviembre, 2015
Noche de Sorginak.


(Toda una vida entera no me bastará para agradecer, a todos los que habéis estado en mis momentos más crudos, vuestro apoyo; ni a esa idea que nació de la nada, ni a quienes de la nada empezaron a crear vínculos incorruptibles, ni a quienes - como pocos o como ninguno - han hablado de rezumar resplandores o fluir con el destino. ¡Gracias!)